miércoles, 17 de mayo de 2017

Emulando a los Coen

Cada día me atrae menos escribir sobre asuntos políticos; ha de ser porque los acontecimientos recientes, muy fértiles en asuntos de corrupción y de estupidez, no hacen sino enturbiar una situación cada vez más alejada de nuestras posibilidades como ciudadanos. "Esto" no parece tener arreglo.
Para sustento de mis valoraciones pesimistas de los últimos tiempos, se han arracimado incidentes particularmente onerosos y significativos, como la proposición de ley en defensa de los colectivos LGTBI, elaborada por Podemos, que propone castigar por conducto administrativo las “expresiones, imágenes o contenidos gráficos de cualquier tipo que sean ofensivas o vejatorias, por razón de orientación sexual, identidad o expresión de género o características sexuales contra las personas LGTBI o sus familias”.
Éramos pocos y parió la abuela. Vivimos tiempos dominados por la dictadura de los particularismos porque ello conviene a los intereses dominantes. En esa hegemonía se diluyen los planteamientos generalistas, que son instrumento fundamental del conocimiento y herramienta básica para articular estrategias políticas en defensa de los grupos mayoritarios... Que lo hagan los del PP tiene cierta "lógica", porque está en "su" naturaleza anteponer lo particular a lo general, pero que entren en el mismo juego los de Podemos, es para que "se lo hagan mirar"; para que consulten con atención sus referencias bibliográficas y, por supuesto, ideológicas. Me hizo gracia leer el artículo 94, especialmente, los apartados 3 e) y 3 f), que parecen transposición de los afines del Código Penal, que penalizan cualquier comentario que pueda herir la sensibilidad religiosa y otras sensibilidades comparables… No sé si es buena estrategia equiparar los sentimientos religiosos con los del colectivo LGTB, pero no me parece sensato ni, por supuesto, "progresista", continuar erosionando la libertad de expresión… Tiene que haber otra solución.
En este caso y sorprendentemente, hasta se ha manifestado en contra el señor Monedero a quien, tal vez, suponía más posmoderno de lo que realmente es. Desde este foro modestísimo, donde me he manifestado con frecuencia en contra de sus postulados, humildemente y en este caso, le felicito...

Foto tomada de 20 minutos
En ese ambiente, quienes se sienten vinculados a las siglas del PSOE con lazos más o menos purpúreos, contemplan con perplejidad cómo se desarrolla la tragedia griega o shakespeariana, pero con guión de los hermanos Coen; sería injusto mencionar a Chaplin en este enredo. No imagino hasta dónde debería llegar la creatividad de los Coen para construir tres personajes como los enfrentados por ocupar la secretaría general del PSOE, ese partido que perdió la virginidad hace muchos años, cuando fue refundado con el patrocinio de Willy Brndt y de algún otro "impuso" menos reconocido pero más sibilino. En el proceso —global— que está acabando con la socialdemocracia europea, la pelea al estilo de Mackie Messer por los cargos menguantes ha culminado en una situación de extrema comicidad... por supuesto, si la contemplamos "desde fuera". Tres mediocres polemizan mediante argumentos vacuos, dedicados a las mayorías pasivas, por hacerse con un aparato que sólo pude crecer a expensas de las torpezas ajenas. Debate de perdedores con matices de los hermanos Marx.
Es patético contemplar a la señora Díaz, tan estilizada en sus maneras como el Jesús Quintana de los Coen, expresarse forzando su supuesto analfabetismo funcional para hacer más “popular” sus arengas de chusquero del siglo XIX.. Ese casticismo podría continuar “triunfando” en Andalucía, en las dos Castillas y hasta en Extremadura, pero… ¿y en el resto de la Península? Dice tener voluntad de triunfo, sin embargo, aunque su formación cultural aparente deje mucho que desear, no creo que sea estúpida y de esa circunstancia, brota niebla densa que enturbia los objetivos supuestos. Ha de saber que su máxima aspiración no conduce, precisamente, al palacio de la Moncloa; como mucho, a un ministerio dentro de un gobierno de gran coalición dirigido por Ciudadanos. Me pregunto si no estará haciendo méritos para ocupar un puesto en un consejo de administración...
Es sonrojante oír al señor López, en su sensatez lacónica al estilo de Theodore Donald, “aportar” equilibrio a una situación que, en gran medida, creó él mismo cuando se alió con el PP para formar gobierno en el País Vasco. Sería propio de calilos no tener claro que la actual marginalidad del PSOE allí está relacionada con la decisión que catalizó la ecuación PP = PSOE. Por no hablar del mezquino juego estratégico aplicado para erosionar al candidato “problemático”…
Es triste contemplar al señor Sánchez, enfundado en la piel color siena de Jeffrey "The Dude" Lebowski, bien vestido y aseado, explicando su concepto de "nación" y personificando la única propuesta con posibilidades reales para que el PSOE no siga el camino empedrado en Italia, Grecia y Francia. Enric Juliana explicaba hace unos días, las “razones” que podrían justificar el potencial político de un tipo que fue elegido, por guaperas insustancial, para preparar el desembarco triunfal de la señora Díaz. Es el único con un discurso que podría conectar al PSOE con una parte de los sectores jóvenes que apoyan a Podemos, pero su éxito supondría una hecatombe monumental, que lo alejaría de las premisas de protección socio-política que distinguen al PSOE de Podemos. No quiero ni imaginarme la respuesta de los medios de comunicación a una victoria de Pedro Sánchez, que parece construido con madera de balsa.
Pero suceda lo que suceda, está claro el futuro del PSOE. Juan Carlos Rodríguez Ibarra se percató de las consecuencias demasiado tarde, porque él mismo colaboró en el diseño del sainete kafkiano. Y expuso su pretensión de bloquear las primarias en un lamento para ingenuos que, seguramente, tendrá consecuencias en el futuro: “Quien no lo ve, está ciego”. En el "mejor"-"peor" de los casos, si gana don Pedro —hipótesis apocalíptica—, pudiera ser que el PSOE continuara siendo el segundo partido más votado de España… pudiera ser, sobre todo si los de Podemos continúan acumulando torpezas y los medios no ceden en la erosión sistemática. Pero de un modo u otro seguiría gobernando el "partido más corrupto de Europa".
Todo sea por la "marca España",que tanto debe a personajes como don Pablos —por supuesto, me refiero a El Buscón— o Rinconete y Cortadillo:

"Quien no hurta en el mundo, no vive. ¿Por qué piensas que los alguaciles y jueces nos aborrecen tanto? Unas veces nos destierran, otras nos azotan y otras nos cuelgan..., no lo puedo decir sin lágrimas (lloraba como un niño el buen viejo, acordándose de las que le habían batanado las costillas). Porque no querrían que donde están hubiese otros ladrones sino ellos y sus ministros. Mas de todo nos libró la buena astucia. En mi mocedad siempre andaba por las iglesias, y no de puro buen cristiano. Muchas veces me hubieran llorado en el asno si hubiera cantado en el potro. Nunca confesé sino cuando lo mandaba la Santa Madre Iglesia. Preso estuve por pedigüeño en caminos y a pique de que me esteraran el tragar y de acabar todos mis negocios con diez y seis maravedís: diez de soga y seis de cáñamo. Mas de todo me ha sacado el punto en boca, el chitón y los nones. Y con esto y mi oficio, he sustentado a tu madre lo más honradamente que he podido."



Sea como fuere, estas circunstancias garantizan el "tancredismo" de la política española a perpetuidad: aquí seguiremos haciendo lo que ordenen quienes manden y tal vez en ello, esté la solución de todos nuestros problemas y el secreto de nuestra discreta gloria. Ya lo dijo Erich Fromm: ceder responsabilidades proporciona bienestar.
The New York Times, al hilo de una entrevista a Michael Grant Ignatieff, enfatizaba la posibilidad de que en el futuro, debamos asumir la dialéctica infernal definida entre la globlaización y el nacionalismo. La revista Time recuperó el asunto cuando se conocieron los resultados de las elecciones francesas y "el mundo" respiró tranquilo tras la victoria de Macron: "The battle for France is over. But the war between globalism and nationalism is just getting started". 
¿Globalización? ¿Nacionalismo? Por aquí nuestros problemas pasan por divertirnos con los espectáculos que los medios de comunicación construyen o deconstruyen  —según la línea ideológica de cada cual— a partir de conflictos sucios entre perdedores y los casos de corrupción que harían enrojecer de envidia a cualquier político vendido en los tiempos de la ley seca.

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