jueves, 16 de abril de 2015

Los capiteles del MUHBA de la plaça del Rei de Barcelona

Dentro de un proyecto expositivo muy ambicioso y que comprende múltiples emplazamientos, el Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona, en sus dependencias de la plaça del Rei, ofrece una espléndida instalación que permite aventurarse a recorrer el resultado de las excavaciones arqueológicas realizadas en el subsuelo, que comprenden una secuencia definida entre los primeros años de dominación romana hasta los inicios de la Edad Media. El montaje museográfico, que recuerda otros similares comentados en este blog (Sevilla, Gijón, Valencia, etc.) de carácter escenográfico más mesurado, enfatiza la última fase, es decir, el fin del Mundo Antiguo. acaso con exceso de celo. El recorrido culmina con la visita al Salón del Tinell y la capilla de Santa Ágata.

Uno de los capiteles que, dese la ornamentación arquitectónica, substancian el montaje museístico, fue dado a conocer por Puig i Cadafalch hace muchos años y responde a las modalidades derivadas del tipo corintio-itálico, documentado también por otras piezas en Barcelona (Museo Arqueológico de Barcelona), con cualidades que, según el criterio de G. Behemerid, lo sitúan entre los tiempos tardo-republicanos y la época de Augusto. Las cualidades relevantes a la hora de establecer su clasificación son a mi juicio: el collarino perlado en la parte inferior del cesto, que es habitual en tiempos republicanos y durante los primeros años del Imperio; un acanto de concepción tosca, que podría hacer pensar en fórmulas evolucionadas, pero que define dos coronas de hojas de tamaño desigual, que, en ello se aproximaría fórmulas documentadas, por ejemplo, en Pompeya; los florones del ábaco, asimismo de talla poco virtuososa, que, de nuevo nos remiten a tiempos republicanos; y la acentuada concavidad de los brazos del ábaco con moldura sencilla, que apuntaría en la misma dirección. Por el contrario, la escasa valoración del cesto en la parte superior, podría inducirnos a situarlo en tiempos más avanzados, en pleno siglo I d. C. o, incluso, más tarde; no obstante, el peso de los elementos que retrasan su cronología es demasiado fuerte como para tomar en consideración la clasificación tardía. Teniendo en cuenta que fue tallado en "piedra local", cabe suponer su realización en un contexto de relativo desarrollo técnico (artesanal), fruto de un taller escasamente capacitado para reproducir las fórmulas ornamentales del Imperio.
En suma, parece derivado de líneas como la documentada por el capitel corintio-itálico de Tarragona, a su vez, relacionado con lo aparecido en la Casa de Augusto del Palatino y en otros puntos del Mediterráneo; tengo recogido uno de Utique (Túnez) de estructura similar al del MUHBA pero con collarino liso; también otro del Museo Cívico de Rimini (Cocco, 1977), sin collarino y algo más virtuoso de talla. Frente al mencionado de Tarragona, éste de Barcelona ofrece importantes alteraciones y, desde ello, parece razonable su adscripción a los alrededores del cambio de era, tal y como indican en la cartela del museo, donde, con buen sentido, han eludido calificarlo como "corintio-itálico", "corintio" o "corintizante". Por no forzar las clasificaciones hipersistematizadas, que yo mismo he utilizado en alguna ocasión, en este caso y con cierta laxitud, podríamos hablar de "variedad local de capitel corintio-itálico", para sintetizar lo que el capitel expresa. Existe, al menos, otra pieza del Museo Arqueológico de Barcelona, de estructura similar pero con ornato algo diferente. En el de Tarragona aún hay otro más (al menos), procedente del teatro, de concepción relativamente próxima, pero detalles divergentes en el tratamiento de las hojas, atribuido al siglo II d.C.


Capitel comparable al anterior del Museo Arqueológico de Barcelona
Es muy interesante un capitel aparecido en la cabecera de la iglesia fechada entre finales del siglo VI y principios del VII como material de acomodación en el arranque de una columna; desde esa circunstancia, podemos hacernos una idea bastante clara sobre las posibilidades constructivas y escultóricas de quienes promovieron edificios durante aquellos años, predispuestos a la reutilización de materiales con cierta "alegría", tal y como sucede en San Juan de Baños.
Aunque está muy erosionado y ha perdido las dobles volutas, lo que resta informa aceptablemente bien sobre sus cualidades originales. Comparado con los capiteles del templo de Augusto de la propia Barcelona y salvando el detalle de las flores sobre la parte superior del ábaco, que también aparece en ellos, éste del MUHBA se acerca más a las fórmulas augústeas empleadas en la capital del Imperio, en una serie del teatro de Tarragona (Museo Arqueológico de Tarragona) y en algún otro templo del mundo mediterráneo erigido en la misma época, como por ejemplo, el de Augusto aún conservado en Pula (Croacia). Frente a los de Pula, por ejemplo, éste del MUHBA también es destacable la existencia de collarino en la parte inferior del cesto, acreditando nuevamente una costumbre que parece circunstancia relativamente frecuente en la península Ibérica durante algunos años, pero que también está documentada irregularmente en las zonas de mayor potencial constructivo (Roma) e, incluso, en Pompeya. 
Sesga levemente el sentido del análisis el tipo de acanto, con hojas afines a las empleadas durante el siglo I, con los ojales característicos de la época de Augusto.
Aunque ha sido clasificado con cierta amplitud entre los tiempos tardorrepublicanos y la época de Augusto, teniendo en cuenta del carácter del capitel que veremos a continuación, creo más factible atribuirlo al siglo I.


El siguiente capitel forma parte de un conjunto bien acreditado en el Museo Arquelógico de Barcelona, con variaciones escasas. Éste del MUHBA tiene la estructura de los capiteles corintios con ciertas anomalías, que acaso pudieran interpretarse "muy evolucionadas", como la inexistencia de caulículos y ornato vegetal (cáliz) bajo las volutas y un cuerpo superior en el que apenas se adivina el cesto troncocónico sobre el que se adhieren los motivos ornamentales. Frente a ello, aconsejan cronología temprana la existencia de collarino perlado y el suplemento de fuste, que parecen ser rasgos más propios del siglo I que del II, y la elaboración de los florones (del ábaco) que aparecen en la serie.
Unido a sus "compañeros" del Museo Arqueológico de Barcelona (las diferencias de color se deben a la interpretación fotográfica de las distintas iluminaciones), realizados en arenisca de Montjuïc, plantea, de nuevo, el problema de elegir entre talleres locales tempranos de escasas posibilidades técnicas y artesanales o talleres evolucionados. Obviamente, en este caso concreto sería imprudente pensar en tiempos muy evolucionados, tal y como han asumido todos los especialistas que los han estudiado, pero acaso sea algo forzado situarlos expresamente en el siglo I; teniendo en cuenta la configuración de los acantos de este capitel y de sus afines, sería, a mi juicio, más razonable ampliar la horquilla de adjudicación hasta el siglo II.



Capitel del Museo Arqueológico de Barcelona similar al del MUHBA, con el labio superior del cesto bien marcado
Los capiteles mencionados hasta aquí nos ofrecen un dato importante para contextualizar algunos problemas asociados a la clasificación de capiteles de tiempos romanos y posteriores: la aparición y el arraigo del collarino en esta parte del la península Ibérica. Al parecer, la costumbre de emplear ese elemento, que podría haberse conocido en años anteriores (ver capitel de Cástulo), se afianzó a partir de la época republicana y, muy probablemente, en tiempos de Augusto. Desde esos años, tal y como sucede en otros lugares del Imperio (península Itálica, Oriente, norte de África, etc.), ese elemento aparecerá sólo esporádicamente, por la imposición de fórmulas de concepción diferente; sólo en algunas zonas muy concretas se mantendrá la costumbre que, según parece, convergerá con la recuperación de ese elemento en paralelo a la difusión de los modelos bizantinos, entre los que aparecerán modalidades con ornato de cierta entidad en la parte inferior de los cestos.

En el museo se encuentran otros tres capiteles, dos de los cuales fueron realizadas en mármol de Saint-Béat (Alto Garona), según indica la cartela, y que se atribuyen a un amplio período comprendido entre los siglos V y VII. El primero de ellos ofrece una estructura de cuatro grandes hojas angulares sobre un cesto troncocónico, que encontramos en buena parte del territorio peninsular y esa circunstancia ya debería hacernos pensar en un momento en el que aún no se manifestaba la dispersión cultural de los siglos VI y VII; uno del Museo Arqueológico de Tarragona procedente de Osona ("corintizante asiático"), responde una estructura comparable, acaso derivada de ciertas variedades corintizantes bien documentadas en la península Ibérica y, muy especialmente, en Mérida y Córdoba; en Écija existe otro con una corona de hojas en la parte inferior y cuatro grandes angulares que culminan en hélice y que podría definir un punto intermedio en el proceso evolutivo hasta llegar a modalidades próximas al del MUHBA.
En este caso, esa configuración se combina con unas volutas angulares de escasa entidad, que arrancan por encima de dicho elemento y que, por consiguiente, podemos relacionar con los elementos propios del orden compuesto. Su proximidad a uno de los capiteles de San Pablo al Campo es obvia: aunque el del Museo de Historia es de talla menos profunda, ambos poseen ábacos cóncavos de fuerte articulación
La existencia de capiteles derivados del orden compuesto con cuatro hojas angulares es relativamente frecuente en casi todas las áreas romanizadas desde, al menos, el siglo IV (Pensabene, Ostia); esa circunstancia debería ponernos en guardia ante la "necesidad" de que todos ellos se correspondan con un momento histórico en que fuera posible esa homogeneidad. Muchos sarcófagos del "primer arte cristiano" ofrecen estructuras arquitectónicas ornadas con capiteles compuestos de una única corona de hojas, que acaso definan el origen inmediato de fórmulas sumarias como la de éste. Otro detalle significativo es la carencia de influencias de los modelos bizantinos a pesar de que en algunos de ellos se aprecian indicios de relación con las variedades orientales del siglo III (en el de Tarragona, por ejemplo). Y por fin, aún existe otro dato elocuente: la aparición temprana de variedades "heterodoxas" derivadas el orden compuesto, tal y como documentan los restos aparecidos en diversos yacimientos y, muy especialmente, en Volúbilis, donde conviden variedades ortodoxas "creativas" junto con fórmulas muy "evolucionadas".
Como en el caso de los capiteles anteriores, estas circunstancias otorgan argumentos de cierto peso para establecer un clasificación en tiempos relativamente tempranos, que no deberían alejarse mucho en los alrededores del años 300, tal y como se ha clasificado el de Osona.


Capitel de San Pablo del Campo, Barcelona
Existe otro, en cierto modo comparable al anterior, de superficie muy erosionada, pero que conserva rasgos de ornato sumario, que apenas define formaciones vegetales propias de las variedades corintizantes. Está definido mediante un cesto troncocónico perfectamente marcado y cuatro hojas angulares, que proporcionan apoyo a un ábaco de fuerte articulación, que está disimulada por su reutilización, acaso como pila de agua bendita.
Aunque conozco alguna pieza francesa divulgada por Cabanot, los paralelos más próximos están documentados en la península Ibérica, por lo general, con diseños ornamentales más elaborados y cuidados. El Museo Arqueológico de Córdoba posee algunos; también el Arqueológico Nacional de Madrid... Tengo registrado otro de Tortosa de concepción comparable al del MUHBA...
De nuevo debo enfatizar la persistencia de la articulación tradicional y fuerte concavidad del ábaco como rasgo de proximidad a las grandes corrientes integradoras del Imperio romano. La torpeza en la talla no puede servir para justificar su adscripción a un momento tardío, porque en la actualidad está sobradamente documentado que las dispersiones tipológicas y la torpeza de talla aparecieron en momentos tempranos. La cartela lo atribuyen al siglo VI pero seguramente fue realizado mucho antes, y de nuevo me parece más razonable relacionarlo con los alrededores del año 300, por supuesto, abriendo sospechas sobre un momento de realización, incluso, anterior.


Otro tanto se puede decir de otro capitel, muy fragmentado, que, dentro la "torpeza" de talla, parece acreditar cierta relación con las corrientes orientalizantes posteriores al siglo III. Para complicar las cosas, resulta que el uso de acantos de foliolos apuntados está documentado en capiteles de concepción republicana... Por desgracia, no es posible hacerse una idea sobre la configuración del ábaco, tal vez, escasamente articulado
Aunque en el MUHBA lo adjudican a los siglos V-VI, con las limitaciones que impone su estado de conservación, creo que también en este caso debería retrasarse radicalmente la época de realización, hasta una horquilla de probabilidades que podríamos centrar, otra vez, en los alrededores del año 300 o, incluso, antes, por supuesto, en un ambiente muy limitado técnica y artesanalmente, que no desentonaría demasiado con algunas de las piezas mencionadas antes.


También es digno de reseñar el conjunto de relieves que se muestran al visitante y que participan de los problemas de atribución cronológica que indiqué en relación a los aparecidos en Valencia. Insisto en que tiene más sentido relacionarlos con la implantación temprana del cristianismo que con iniciativas posteriores, necesariamente condicionadas por la dispersión cultural, por las razones mencionadas a propósito de los capiteles compuestos de cuatro hojas angulares. Todos los elementos ornamentales utilizados son de origen grecolatino y todos ellos están perfectamente documentados de manera continua en todas las áreas mediterráneas, al menos, desde el siglo I antes de Cristo. Frente a los de "la cárcel de san Vicente", aún parecen más integrados entre las corrientes helenísticas éstos de Barcelona. Y aunque en las cartelas del museo quienes las han redactado han manifestado prudencia exquisita, creo que se debería tomar en consideración la posibilidad, muy plausible, de que estos relieves como casi todos los afines, pertenezcan a un ciclo culturar más relacionado con la tardoantigüedad que con la época visigoda.




Entre otras piezas de interés, destaca una lápida funeraria labrada en mármol de Paros, aparecida fuera de contexto arqueológico en Sarrià-Sant Gervasi, del niña Magnus, que sólo vivió tres años. Contiene crismón con corona "cordada", entre palomas con ramas de olivo y se ha fechado en el siglo V; todo muy interesante respecto de algunas cuestiones tratadas en este blog... 


El MUHBA de la plaza del Rey ofrece un capitel califal muy erosionado, de la modalidad de "corintios (o corintizantes) con volutas vegetales". A pesar del estado de conservación, se advierten con claridad sus rasgos fundamentales y, entre ellos, dos detalles que deberías servir para situar su realización. En primer lugar, el tipo de las dos coronas de hojas de acanto, se distinguen por foliolos (o digitaciones) muy alargado, que se emplearon sobre todo, durante la segunda mitad del siglo X. En la misma dirección apunta el segundo detalle: las volutas vegetales que, en el estado original, culminaban en los discos angulares, están confeccionadas mediante ápices de tres yemas, asimismo habituales durante la misma época. En suma, aunque en la cartela dicen que el capitel es de la primera mitad del siglo X, seguramente fue realizado en la segunda.


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