lunes, 2 de junio de 2014

¿Patrimonio arquitectónico de Madrid para el Opus Dei?

Según informa eldiario:

"El patrimonio público molesta a las administraciones con estrecheces económicas. Y desde esta perspectiva, los encargados de velar por la riqueza común buscan salidas para deshacerse de sus inmuebles en propiedad, sobre todo de los edificios protegidos o fincas históricas, cuyos gastos de mantenimiento resultan muy altos para los menguados presupuestos. Con las oficinas aún pueden hacer caja y dar un respiro a los balances, pero los otros son más difíciles de colocar en el mercado, por las trabas que se encuentran los compradores para modificarlos y adaptarlos a los fines que desean. Así es que, si no se pueden vender, toca entregarlos.
En Madrid el último capítulo de esta saga tuvo lugar el pasado jueves 29 de mayo. El Ayuntamiento de Madrid aprobó un plan especial de Ordenación de la Finca Torre Arias. Un espacio y sus edificaciones que engrosaron el  patrimonio capitalino tras la muerte de la dueña, la condesa dueña de la finca. Aunque el equipo de Ana Botella lo denomina "recuperación para disfrute de los madrileños", el documento urbanístico ya incluye "el uso dotacional como equipamiento educativo del edificio principal y edificaciones anexas".
La cuestión es que hace meses que Botella hablaba con la Universidad de Navarra –dependiente del Opus Dei– para que la casa-palacio albergue cursos de posgrado. El camino para ceder parte de este patrimonio a una entidad privada está siendo rápido: la finca de 18 hectáreas y sus construcciones pasaron a manos municipales el 19 de junio del año pasado. El plan también prevé construir un aparcamiento para "al menos 106 plazas". Se salvan los jardines, que serán públicos por expreso deseo de la aristócrata finada."

Foto tomada de eldiario
Francamente no me extraña lo que plantea Raúl Rejón en ese artículo, porque exceptuando lo que sucede en Cataluña y el País Vasco, donde tampoco están exentos de ciertas "anomalías", está clara la poca voluntad de todas las administraciones, con independencia del color político del partido gobernante, para hacer frente al mantenimiento de edificios siempre problemáticos. Al parecer, entre los pijos del monopoly no ha calado la idea de que sería una magnífica estrategia poner en marcha un plan a medio y largo plazo para reforzar las posibilidades de nuestra infraestructura turística-cultural... contando, incluso, con el hecho de que los asuntos culturales les activen graves alergias.

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