domingo, 18 de noviembre de 2012

La Filarmónica. Sociedad de Conciertos.

Por Federico Pozuelo

El País publicó en el día de ayer, un artículo de Josep María Prat, productor de uno de los grupos de cámara con más peso en la ciudad condal, a raíz de del resurgimiento de la madrileña Filarmónica Sociedad de Conciertos, con la cual se ha asociado. El nuevo engranaje que se ha formado “quiere inserirse y complementar el rico tejido de iniciativas musicales privadas que animan la vida musical madrileña”, bajo las premisas de luchar contra la estandarización del arte, acercar la música a la gente y luchar por una programación impuesta por los propios artistas.




Las justificaciones pertinentes parten de supuestos tales como el carácter progresista de la antigua Filarmónica Madrileña (1901-1936), la cual basaba sus programas en las obras de los grandes maestros, sin dejar de lado los de finales del XIX y contemporáneos. Planteamiento a día de hoy algo trasnochado.
Otro de los fundamentos en los que basa su discurso son las afirmaciones de figuras como Wilhelm Furtwängler  o Sviatoslav Richter, personajes de gran relevancia en el mundo de la música durante el siglo pasado.
Como última proposición, hace alarde de “propiedades indudables” de la música, aquellas como “su papel esencial de alimento espiritual, de goce para los sentidos, y ejercicio intelectual saludable”; recordando a los gobernantes con la siguiente alegación otra de las cualidadesinherentes de esta materia ; “Nuestros gobernantes deberían darse cuenta, que más allá de un mero entretenimiento, la música puede ser un elemento extraordinario para conseguir lo primero que necesitamos para salir de esta crisis: mejorar nuestro estado de ánimo.”

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