lunes, 16 de enero de 2012

Cambios en el festival de Gijón

Por Ana Oriyés

Al borde de cumplir su cincuenta aniversario, el Festival Internacional de Cine de Gijón, pierde al director que llevaba ocupándose de este evento desde el año 1995. Se trata de José Luis Cienfuegos, quien ha logrado que durante la última etapa el FICX pudiera tratarse de una referencia internacional. Hasta ahora el festival ofrecía una programación de cine independiente que cada vez estaba adquiriendo mayor prestigio y generaba así evento cinematográfico único en España. Además de las proyecciones, en cada edición del certamen se realizaban otras actividades culturales como conciertos y exposiciones, además de una animada vida nocturna que impulsaba a la hostelería de la ciudad.
La decisión del cese ha sido del actual gobierno de la región, Foro Asturias, que apuesta por una renovación de la imagen a manos de Nacho Carballo, ayudante de José Luis Garci. Las nuevas propuestas buscan un festival sin cine independiente con el que atraer a todos los públicos a través de una variación temática y de una ampliación su oferta con producciones televisadas, 3D y animación digital. Así mismo, se ha planteado la posibilidad de poner alfombra roja para que asistan personajes famosos y esto atraiga a más espectadores. Después de Rosina Gómez-Baeza (ex directora de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial) y Natalio Grueso (ex director de la Fundación del Centro Cultural Internacional Óscar Niemeyer), la nueva víctima de FAC es José Luis Cienfuegos.
Tras la sorpresa al recibir la inesperada noticia, buena parte de la población gijonesa ya ha puesto en marcha una iniciativa en la que pide al gobierno que se devuelva a Cienfuegos su antiguo cargo (http://actuable.es/peticiones/cienfuegos-como-director-del-festival-cine-gijon). Es lamentable que se destruya otro de los eventos que estaban concediendo una buena reputación tanto a la cultura de la comunidad autónoma como a la del país por su temática independiente, y me duele pensar que Gijón pueda convertirse en la sede de un “Festival de Telecinco”.
Una vez más, se demuestra en Asturias que la cultura no adquiere importancia hasta que no está al servicio del que manda.

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