lunes, 9 de mayo de 2011

Realidad o recreación cinematográfica

Alp dice que es difícil juzgar las películas realizadas con pretensiones. Y lanza la retahíla de directores especializados en cine con pretensiones: Geenaway, Lynch, Stone, Coppola, etc. Es mucho más fácil, culmina, calificar el cine malo. Según su criterio, si una película tiene argumento simple, si los personajes se agrupan en bloques de buenos y manos (maniqueísmo para estúpidos); si el desenlace es “moralmente positivo” (debe triunfar el bien) o responde a los deseos implícitos en las proyecciones empáticas, la película es mala, y comercialmente podría justificarse porque existe un sector social muy amplio, proclive a entretenerse con productos de escasa calidad estética, que tocan los estratos más elementales de la condición humana (miedo, violencia, sexo, morbo, etc.).

La película para ingenuos.
Seguro que no soy el único que ha tenido la sensación de asistir al relato descriptivo de una película en fase de montaje final, casi como la "Casablanca" de M. Curtiz; una película que comenzó el 11 de septiembre de 2001...
El otro día, cuando informaron por primera vez de la ejecución de Oxama bin Ladin (según transcripción hispana), con la imagen del cadáver, me pareció que los locutores leían al dictado de Ridley Scott o de algún guionista especializado en cine de entretenimiento para tiempos de guerra.
Los seals (tropas de élite) llegaron en dos helicópteros, de los cuales uno se averió y quedó inutilizado (para forzar la tensión, naturalmente).  La casa, valorada en un millón de dólares, estaba en un barrio residencial de lujo. Tras solventar la resistencia de los habitantes, que les atacaron como en las películas de Rambo, los heroicos seals, dotados de visores nocturnos y armamento sofisticado, fueron eliminándolos uno a uno, hasta que, en el momento culminante dieron con bin Ladin; el muy villano, promotor del terrible atentado del 11S, se había parapetado tras una de sus esposas a la que utilizaba como escudo humano (lo hacen todos los malvados desde la época de John Ford)… Pero su cobardía no le sirvió de nada porque los soldados americanos le abatieron de un disparo en la cabeza. A continuación, recogieron su cadáver, lo introdujeron en un helicóptero y lo "enterraron" en el mar, siguiendo el rito islámico.


Y nos ofrecieron imágenes del famoso terrorista muerto,  pero, sobre todo, del atentado de las Torres Gemelas...
Obviamente, la película es de calidad comparable a las de la Rambo o a aquella de John Wayne, realizada en 1968 (Boinas verdes), que pretendía reivindicar la intención democratizadora del ejército norteamericano en Vietnam...
Los mecanismos para manipular las conciencias de los espectadores son recursos habituales en el cine, en la actividad publicitaria y, por supuesto, en los medios llamados "informativos". Los más habituales:
- El malo siempre aparece en imágenes más inquietantes (menos agradables) que las del bueno: para comprobarlo basta comparar las ruedas de prensa del presidente norteamericano con las situaciones en las que aparece bin Ladin. Nuestra conciencia, por vía perceptiva, asocia automáticamente "sentimientos" positivos a las imágenes agradables y "sentimientos" inquietantes a las imágenes menos gratas.
- Se enfatizan las penalidades producidas  por los "malos". Incluso aunque no está clara la autoría del atentado de las Torres Gemelas, se presenta éste como resultado de las acciones del enemigo...  Nuestra conciencia, por vía de las instancias profundas, activa sentimientos de dolor (empatía por pertenencia al grupo agredido) y todas las implicaciones secundarias asociadas a él, según la personalidad de cada cual: indignación, "sentimiento" de superioridad, odio, ira, necesidad de venganza, rabia, etc.
Ambos "procedimientos" operan en ámbitos no conscientes...

Las rectificaciones y la ampliación informativa: la película para adultos más formados.
Enseguida observó alguien que la imagen ofrecida a la prensa era otra "genialidad" afín al montaje realizado con las facciones de Gaspar Llamazares tiempo atrás y, casi simultáneamente  comenzaron las acotaciones a la primera versión, que recogieron, sin excepción, todos los prestigiosos medios occidentales y, por supuesto, también los demás.
En el momento de escribir estas líneas ya conocemos más datos... con un tono menos infantil pero no menos cinematográfico. Hemos pasado de John Ford o M. Curtiz a Alan J. Pakula o Rob Reiner. Nos han ofrecido una imagen del "comité ejecutivo" que presenció en directo el ataque de los seals. Obama ocupa un lugar marginal y está en postura y disposición incompatibles con su rango; la señora Clinton, en zona de atención preferente, se lleva la mano a la boca en un gesto de pavor que, según aclaró ella misma, no era tal, sino un instante fugaz ocasionado por la tos inoportuna... Se ha lucido el fotógrafo oficial.


Sabemos que la localización del refugio del personaje más buscado del universo se consiguió torturando a los presos detenidos en esas "cárceles" anómalas repartidas por el todo el mundo; que las tropas americanas entraron en Pakistán sin informar a sus autoridades; que bin Ladin murió de dos disparos, que estaba desarmado —aunque tenía armas cerca—, que también murieron varias personas de su familia, que no se protegió detrás de su esposa, que la casa asaltada no tenía trazas de ser demasiado lujosa, que el operativo se había denominado “operación Gerónimo”…
¿Operación Gerónimo? Recuerdo la película de A. Mann sobre el Cid; en ella aparecían los musulmanes como indios americanos...  pero también la figura de aquel apache indómito, para muchos emblema de la resistencia ante una colonización radical. Para Charlton Heston los enemigos siempre eran indios... incluso aunque llevaran cota de malla o fueran tribunos.
Versiones, acotaciones, rectificaciones… Si el asunto no fuera tan serio, diríamos que parece la guerra de Gila, pero bajo los dictados de un Goebbels con Altzheimer...
En esta segunda versión nos ofrecieron imágenes de las Torres Gemelas, retratos de bin Ladin y reconstrucciones virtuales del ataque, afines a las de los juegos bélicos de hace un lustro.
Aquí la "respuesta activada" es más compleja, porque a los mecanismos mencionados antes —manipulación perceptiva y manipulación emotiva— se unen otras consideraciones más complejas. En esta segunda fase del caudal "informativo", prevalecen las propuestas de manipulación en las instancias psicológicas "superiores". El objetivo es, sencillamente, controlar el pensamiento voluntario o, cuando menos, ofrecerle cuestiones prefabricadas, no siempre sintonizadas con la realidad.
Por ejemplo... ¿Se puede justificar la existencia de esas cárceles "ilegales" en situaciones de peligro excepcional? ¿Se puede admitir la tortura como fórmula de indagación en casos de riesgo extremo? ¿Es moralmente aceptable invadir territorio extranjero por razones antiterroristas? ¿Debemos reconocer la incapacidad de nuestro modelo cultural para hacer frente al "terrorismo islamista"? Hoy mismo se ha divulgado una entrevista al presidente norteamericano en la que éste dice que "quien no crea que había que matar a Bin Laden necesita ser tratado". Lo historiadores dicen que el Código de Hammurabi, escrito hace más de 2800 años, es uno de los primeros conjuntos legislativos que consagraron la ley del Talión; sin embargo estaba escrito en piedra para advertir que la Ley debe estar por encima del poder... Y se supone que algo hemos evolucionado desde entonces... o ¿debemos deducir que todo ese proceso de evolución cultural está acabado? ¿El neoliberalismo es la revelación definitiva? 
Es posible que los argumentos de las autoridades norteamericanas no sirvan para convencer a nadie con "criterio", pero las consideraciones preliminares —las hipótesis fácticas— las acotaciones implícitas (bin Ladin es muy malo, si no lo comprendes estás loco, no asumir la voluntad del poderoso te aleja del grupo, etc.) y, sobre todo, las dudas, seguirán operando como unidades elementales de manipulación no consciente, que se manifestarán, especialmente, en el nebuloso universo de los sobreentendidos, de lo social y lo políticamente correcto.
Un dato importante: las autoridades norteamericanas han decidido censurar las imágenes del ataque... Si no existen imágenes, desaparecen las posibilidades de manipulación asociadas a ellas. Muerto el perro...

El presidente norteamericano en Wrong is Right
Sintetizando
Como no creo en la estupidez humana como cualidad universal, prefiero imaginar que estas cosas suceden tal y como se planifican... aunque los resultados finales no sean casi nunca los previstos o los perseguidos. Las autoridades norteamericanas dijeron que, en primera instancia, ofrecieron exceso de información...  Sólo los estúpidos proporcionan más información de la que desean ofrecer y en los niveles altos de la administración americana seguramente hay personas de cualidades variadas, pero... ¿estúpidos?
Con la primera información ofrecieron a los ciudadanos norteamericanos una película mala que, como cualquier película, fue percibida por muchos "espectadores" como una "historia real", con la capacidad de activación emotiva implícita en los sucesos descritos. Es uno de los pilares sobre los que se construye el éxito social del cine y, por supuesto, la "información prefabricada" que ofrecen los medios de comunicación.
A partir de ahí, esos ciudadanos se agruparán, según sus intereses y posibilidades, en dos grandes grupos: quienes tienen capacidad para cuestionar la información ofrecida y quienes no la tienen... El lector comprenderá que no reitere consideraciones realizadas en otras ocasiones  salvo para enfatizar el incremento de popularidad del presidente Obama... Seguramente también crecerá el sector abstencionista.
"La reiteración de una mentira puede convertirla en verdad".... Los manuales clásicos de Psicología de la Imagen y aún la reciente sistematización de Chomsky, deberían ampliarse con las enseñanzas recientes. La política práctica de los últimos años complica considerablemente la ya "clásica" observación de Goebbels: la información falsa tiene una capacidad de activación emotiva que, entre ciertas personas, no se diluye cuando se ofrece la información verídica (o menos falsa) y, por consiguiente, tiene la virtud de "suavizar" los efectos psicológicos que puede poner en marcha el conocimiento de la realidad. Dicho de otro modo: la mentira siempre deja rastro un rastro de credibilidad y si es filtrada por los medios, incluso de verosimilitud. 
Cuando ya han pasado muchos años desde que se conoció la falsedad de las informaciones ofrecidas sobre Irak, ¿quién cree que Sadam Husein fue un político como cualquier otro? Todos conocemos la falsedad de las "razones" empleadas para "justificar" la invasión; sin embargo, aunque repudiemos la guerra, aunque pensemos que todo fue un argado burdo con finalidad económica, no se habrán borrado de nuestra mente gran parte de los juicios inducidos sobre los personajes o sobre las situaciones.
En este caso, aunque dentro de un tiempo sepamos que todo ha sido un montaje, quedarán en nosotros los restos de los sentimientos inducidos: la perversión del terrorismo islamista (en lugar de la "perversión del fanatismo"), la superioridad moral de Occidente (en lugar de la superioridad moral de los valores culturales occidentales), la inoperancia de las autoridades paquistaníes, la eficacia de las tropas norteamericanas...
Hace 9 años del estreno de Operación Luna, de William Karel y aún hay quien discute si los americanos llegaron a la Luna porque recuerdan haber visto un "documental"...
El terrorista en Wrong is Right
Las consecuencias
Cuando descalificamos a quienes no asumen el sistema democrático, ¿qué alternativa proponemos? ¿Un sistema social regido por la conveniencia económica o política? ¿Un orden incompatible con los valores propios del humanismo occidental,  sin valores éticos, sin respeto a otros Estados, sin respeto a la vida de las personas, donde el poder militar está por encima de todo...  No creo que sea una fórmula muy práctica para favorecer las relaciones entre Occidente y los países islámicos sino para lo contrario: para echar gasolina a un conflicto endémico.
En todo caso, el pragmatismo norteamericano acaso tenga cierto sentido, como lo tuvo la aniquilaciónd e los indios norteamericanos, pero cuando ello se explica desde posturas ajenas a esos intereses aparecen situaciones verdaderamente surrealistas, que nos envilecen a todos. Da vergüenza ver y oír a los políticos europeos justificando actos y situaciones que están en las antípodas de los valores sobre los que se construye la civilización occidental.
La consecuencia fundamental: parece obvio que el operativo tenía por objeto ejecutar a bin Ladin... ¿Por qué? ¿Las autoridades norteamericanas no tenían interés en interrogar a bin Ladin para aclarar los actos terroristas y detener a sus cómplices? Sólo se me ocurre una razón o sinrazón: que su testimonio no desmontara la película... 
Tengo la inquietante sensación de que toda la "historia"canalizada (y simplificada) por los medios de comunicación, desde el comienzo hasta el final, ha sido diseñada por Charles McCarry o por alguien de la misma "escuela". McCarry fue agente de la CIA y años atrás escribió una curiosa novela: " The Better Angels" que, a su vez, sirvió para que Richard Brooks hiciera una película de inquietantes cualidades proféticas y de título sumamente expresivo:  Wrong is Right (1982) (título en español: Objetivo mortal ¿no es para reirse?). En ella se describe una situación comparable a la actual, de comunicación íntima entre poder e información, en la que el fenómeno terrorista es un resorte manipulado difusamente desde el poder para justificar intervenciones militares en áreas de gran interés económico.
Para quienes tengan pretensiones de alcanzar la verdad, la situación puede ser incómoda. Como me conformo con asomarme por el ojo de buey a la "realidad de los hechos", me atrevo a concluir que ésta suele ser infinitamente más compleja que la recogida en el cine... aunque existan películas que se acerquen e, incluso, unas pocas que se aproximen excepcionalmente a ella. Ahí está el cine de calidad.
La gran paradoja: conocida la incapacidad de los medios de comunicación, deberemos esperar a que el arte (el cine) nos explique la vida de bin Ladin y las circunstancias reales que rodearon a los terribles atentados que perviven en la mente de todos (no sólo el de las Torres Gemelas). A lo mejor se le ocurre a Steven Spieldberg... Sólo podría hacerla él.

2 comentarios:

  1. Comparto tu opinión, sobre todo en relación al porque no se ha querido procesar al malo de la película (Núremberg queda como ejemplo), ya que el mismo hubiera podido salirse del “guion”. Desde luego, la operación entera parece haber sido diseñada para echar carne al fuego de los especialistas de la teoría de la conspiración: no hay fotos del malo pero si las hay de los coprotagonistas, no hay cuerpo, no hay un relato claro (el malo estaba armado, ehm no, ehm tenía armas cerca…). En fin, si con estas operaciones el civilizado occidente pretende erradicar el terrorismo…

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  2. Lo primero que pensé cuando escuché la noticia fue “¿y ya? ¿Así de rápido tras diez años de búsqueda y pretextos?”

    Lo siguiente que pensé fue “Le pegan un tiro en la cabeza sin opción a decir “mu” y luego preservan su derecho al culto tradicional islámico por encima de la tranquilidad chauvinista que profesan…tiene sentido…”

    No obstante me “tranquilizó” saber que EEUU no se expondría a que días después Osama Bin Laden negara su postulada muerte.

    El mejor escondite de Bin Laden, independientemente de cuantas reacciones suscite la noticia, está en la Casa Blanca… ¡Seguro que Obama es Bin Laden disfrazado! (hasta se parece el nombre…)

    Y aunque suene a tontería lo que digo, creo que resume perfectamente las relaciones exteriores de los EEUU tras la Guerra del Golfo. Sin duda una criba y una violación en la que el primer oportunismo fue el opulento, una vez más.

    Un crimen con corbata. Una Yihad occidental en la que, como dice el artículo, se confunden e infunden confusos valores morales que rozan la perversión…(quizás se extrapole a las nociones humanas básicas, como el sexo, la violencia, el morbo) ¿Los dos extremos se tocan o uno se descuelga?

    Cuanto menos se puede mirar con tristeza y sin escrúpulos un erial ético cuya principal fuente de sequía es el poder y la hipocresía que esto conlleva.

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