sábado, 9 de enero de 2010

Las audio-guías infantiles del Museo del Prado


La infanta Margarita y el infante Francisco de Paula explican algunas pinturas del Museo del Prado... Me gustaría conocer otras opiniones, porque no me atrevo a escribir lo que me pide el cuerpo...

10 comentarios:

  1. Desde mi humilde opinión, considero que todo este tipo de iniciativas de lo museos hoy en dia (tanto talleres, cursos y demás) están enfocados a guiar al espectador hasta una conclusión o una idea en concreto, en ningún caso a ayudar a deconstruir la obra o considerar que otro punto de vista que no sea el suyo sea igualmente correcto. Sería interesante ver una audioguía para adultos, sólo por comprobar si la diferencia se encuentra unicamente en el dibujito de la infanta Margarita o en el tono de voz que te cuenta la historia

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  2. Personalmente aplaudo la iniciativa del Museo del Prado porque parece haberse dado cuenta de que la educación comienza en la infancia. Sin embargo, los comentarios de las obras chocan incluso con las voces elegidas para locutarlos por ser demasiado "académicos" y poco apropiados para despertar la sensibilidad artística de los niños y para ayudarles a penetrar, en la medida de sus posibilidades, en aspectos como la perspectiva, el color, la luz, etc. que podrían ser de mucho mayor interés y aprovechamiento para ellos. No he escuchado todos los comentarios pero el de "El jardín de las delicias" me parece el más claro ejemplo de cómo desaprovechar la oportunidad de motivar a un niño a mirar el arte con sus propios ojos, por no hablar de su aparente intención evangelizadora... No obstante, el montaje realizado para la web del museo puede ser útil para captar al menos su atención porque los recursos utilizados son correctos.

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  3. Bueno, a mi no me parece tan mal la cosa. Sin meterme en lo evangelizante o no de los comentarios, no me parece mala iniciativa. Sin embargo, a mi me aburriría, yo de tener esa edad preferiría tener algo más interactivo, que los niños pudieran pulsar partes de las obras que les interesaran o algo así, algo en lo que pudiera elegir más qué oír y qué ver. Los términos académicos parece que los explica, y no está mal que llamen a algunas cosas por su nombre. Tampoco me parece que esta presentación vaya a cambiar el mundo del niño, ni para bien ni para mal, pero no me parece mal, sinceramente...

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  4. Los departamentos pedagógicos de los museos son tan antiguos como ellos, porque nacieron como instituciones de orientación esencialmente pedagógica. Sin embargo, con el paso de los años, en algunos esa faceta ha ido perdiendo peso relativo frente a otras funciones (conservar, estudiar, exponer, etc.). Y entiendo que a estas alturas, lo importante no puede ser la "intención" pedagógica, que se sobreentiende en la propia actividad museística, sino hacer las cosas bien. En el caso que nos ocupa me gustaría saber a qué "niños" (grupos de edad) se dedica esa iniciativa... O, mejor aún: ¿A qué grupos de edad puede servir una audio-guia como esa?

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  5. Supongo que se dedicará a los futuros “conservadores”. A vuelapluma y tras un vistazo, el “tema” parece referirse más al “museo” y su importante función que a las obras. El discurso tan sólo puede interesar a aquellos que consideran debe conservarse, a aquellos que sacarán provecho de ello. Me ha sorprendido enormemente la “selección” de obras, infumable en todos sus aspectos. Los niños se paran en otras (ej: los bodegones y las "mámás" - vírgenes- con "angelitos").

    Mis hijas han recorrido ya los interiores y exteriores del Museo unas cuantas veces. Disfrutan enormemente corriendo. Lo de pararse a mirar una obra resulta casi imposible; sobre todo en el Prado. No tanto en la Thyssen y, por supuesto, en Caixa Forum. Pero el órdago a la grande se lo llevan ARCO y, cómo no, el Museo Guggenheim de Bilbao.

    Sus criterios (si es que se puede hablar de tal cosa en un niño) son, sin lugar a dudas, estéticos. Pero estéticos en lo más básico. Lo atractivo para ellas es lo curioso, gracioso, sugestivo… Valoran el espacio, las formas, los colores, los gestos, más que las “narraciones” explícitas. Pero no por esto último dejan de apreciar los símbolos. En este caso, por ejemplo, responden mejor a obras pertenecientes al simbolismo (símbolos menos clásicos quizás y, bajo mi punto de vista, más trascendentes/comprensibles en esencia y vinculados a la vida de abajo… la de la tierra).

    En general, responden al impacto; y este impacto bien puede venir de un boceto a tinta de un árbol desnudo realizado por Friedrich.

    Por orden, lo primero es la arquitectura, los espacios y la escultura (hay que verlas corriendo y gritando por las esculturas de Serra, año tras año en Bilbao). El impacto de las instalaciones de Cai Guo-Qiang puede menos que las esculturas y montajes de Juan Muñoz… Lo segundo, la pintura, sobre todo la del siglo XX y finales del XIX. Y es normal. Reconocen lo próximo…´(sobre todo la abstracción, los niños están obligados a abstraer cuando dibujan). Sin embargo, las obras del prado funcionan más como fotografías del Hola (la revista). Responden igual a las imágenes del Príncipe Felipe y las Princesas que a los cuadros de Reyes y Reinas. Tan sólo los trajes podrían impactarlas, pero no. Si no fuera por el animalario (caballos, perros y resto de bestias) la mayoría de los cuadros resultarían invisibles. Creo que se divierten más buscando cosas donde no es fácil encontrarlas. Han visto completa la exposición de Francis Bacon… Violeta, me hizo muchas más preguntas en esta exposición que con cualquiera de las pinturas del Prado. Tan sólo se paran en los bodegones y en algunos cuadros de Velázquez, Tiziano y Goya (la etapa negra, por supuesto)... Vírgenes varias (porque llevan un bebé y lo abrazan) y resto de angelitos.

    Tras este ligero speech, la audioguía me parece fenomenal. A mí todo ya me parece fenomenal. Jamás la utilizaría con mis hijas. Sería una pérdida de tiempo por diversas razones (entre otras, la edad - 5 y 8 años-).

    Y respecto a los comentarios sobre El Jardín de las Delicias… Pues seguro que mi hija mayor me diría (en respuesta a la infanta): ¿Y por qué la parte central entonces es la más grande?, ja, ja…

    Por cierto, el cuadro ya lo ha visto con el colegio y no me transmitió ninguna idea. Supongo que le contarían algo parecido que ya no guarda en su memoria. Tan sólo disfruta del animalario que muestra el tríptico. De la fantasía y los símbolos (no por su significado sino por su forma).

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  6. Claro que sí, el Jardín de las Delicias es un cuadro que le tengo harto cariño porque en mi casa tenían una copia, y soy la que se empeña en no quitarlo nunca porque me quedaba mirándolo a la hora de la siesta y me imaginaba montonadas de cosas...ninguna evangelizante, pero la parte del infierno si la consideraba monstruosa y era la que más me gustaba mirar junto a lo que ha dicho Vera de la fantasía. Pero eso empezó cuando era muy muy pequeña, está claro que la audioguía de nada sirve a los 8 años, es simplemente para que les haga gracia a los más pequeños, no me parece mal, no se la puede tomar por lo que no es.

    Apunto que en mi colegio a nivel de la ESO, el nombre de ese cuadro solo lo conocíamos una amiga y yo, y yo porque lo tenía en casa, así que visto lo visto...tampoco están los niveles más avanzados para dar palmas en estas cuestiones. Hay cosas peores, un poco de optimismo hombre,je je.

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  7. ¿Para los futuros "conservadores"? Eres perversa... Magnífica acotación, Vera. Si eliges las obras adecuadamente, puedes motivar infinitamente más a los niños que con "explicaciones" que parecen tener el objeto de que los niños aprendan lo que deben "saber". Y se intenta compensar las carencias (el desconocimiento del mundo de los niños) con chorradas (voz en "falsete") que aún desvirtúan más la posibilidad de conectar con ellos. Tal y como están las cosas en la actualidad, para niños de entre 5 y 8 años (como las hijas de Vera) los problemas para que se acerquen a los museos están, antes que nada, en el protocolo ritual que éstos imponen a los visitantes. Si la visita de los museos ha de realizarse en silencio y sin permitir que los niños se muevan con libertad, éstos los percibirán como lugares tediosos, incompatibles con sus necesidades más inmediatas.

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  8. No siempre las actividades de los museos son aburridas y rígidas para los niños. Recuerdo de pequeña haber ido al Reina Sofia a hacer una visita guiada con otros veinte chavales, tras la cual nos metían en un taller y nos daban pintura, papel, macarrones y esas cosas para que hiciéramos un collage. De lo que nos explicaron, no me quede con nada, pero me lo pasé muy bien mirando los cuadros y pintando luego. Está claro que a ningún niño le gusta tener que estar callado y portándose bien, sea en un museo, en clase o en la sala de espera del médico; pero creo que la visita formal más académica puede compaginarse perfectamente con una actividad más interactiva y amena que redunde en beneficio de la capacidad retentiva y el interés del niño sobre lo que le estan contando. Francamente no sé si el Prado apuesta por este tipo de actividades, ni si el Reina Sofia oferta estos talleres a todo el mundo o solo a sus socios, pero no creo que sea imposible ofrecer una actividad didáctica a la par que lúdica. Aunque el museo no de facilidades al respecto, los educadores y los padres pueden y deben intentar hacer de la visita al museo una experiencia divertida con actividades complementarias en clase o en casa; teniendo siempre en cuenta que lo que al niño le interesa no es lo mismo que a nosotros. De todas formas, es una lástima que no existan en los museos espacios dedicados especialmente a los niños, que les permitan expresarse libremente y aprender, sin causar molestias ni al chaval, ni al resto de visitantes

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  9. Sí, estoy de acuerdo. De hecho, la mayoría de los museos con departamentos pedagógicos operativos persiguen el objetivo de que los niños se diviertan. Pero también es frecuente que ante el dilema entre "divertir" y "enseñar" opten por lo segundo. Y cuando es así también es frecuente que no valoren la diferencia entre "aprender" y "enseñar". El resultado son propuestas como ésta de El Prado, mucho más frecuentes de lo que se pudiera imaginar.
    En el caso de El Prado me conformaría con que los niños y los jóvenes salieran de él o de la visita su "audio-guía" familiarizas un poco más con sus fondos pero, sobre todo, sin pensar que el museo es algo alejado de sus preocupaciones personales. Creo que debemos reivindicar la capacidad de los museos para ser agradables a todas las personas, cualquiera que sean sus respectivas formaciones, y promover la eliminación de todo lo que dificulte esa importante función. Por desgracia, me temo que el hipotético conflicto entre la nueva función de los museos (modelo Krens) y sus posibilidades pedagógicas o educativas se resolverá en beneficio de las fórmulas rituales actuales... en muchos casos, porque es lo más fácil para la gestión del museo. En el cso de El Prado, todo está muy claro. Basta contemplar lo que ha sucedido durante los últimos años, con las diferentes ampliaciones y la distribución del espacio entre las diferentes funciones...

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  10. Personalmente no creo que enseñar y divertir tengan por qué ir separados. De hecho, supongo que el aprendizaje será más efectivo cuando el alumno disfruta con él.Las iniciativas de este tipo están creadas para dar a conocer las obras que el museo posee, pero no sé hasta que punto el espectador participa, y me pregunto qué queda después,si hay algún tipo de conocimiento que se llegue a interiorizar. Como ejemplo de centro de arte con talleres diferentes os recomiendo el centro de arte dos de mayo, aunque supongo que ya lo conocéis.
    http://www.madrid.org/centrodeartedosdemayo/actividades/publi_escolar/escolar.html

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